Mi padre nació en Madrid el 26 de noviembre de 1963. Mis abuelos lo concibieron en Suiza pero decidieron que seria mejor para él que naciera y se criara en España. Disfruto gran parte de su infancia y juventud visitando el pueblo de su padre Navalcarnero, donde estableció sus primeras relaciones interpersonales y con la naturaleza. Mi padre descubrió su pasión por la fotografía gracias a uno de sus amigos Gustavo. Mis abuelos le regalaron su primera cámara réflex a los 18 años modelo Yashica FX-D Quartz con la que empezó a desarrollar su contacto con la fotografía. Cámara que mas tarde me regalará a mis 18 años cerrando un círculo o abriendo una continuidad si mantengo vivo el árbol genealógico. Comienza realizando fotos de su entorno más cercano, su novia, sus padres y hermanas, amigos, bodegones de naturaleza muerta. Conforme va aumentando en conocimiento decide incluir las fotografías en su trabajo como diseñador gráfico y multimedia catapultándose al éxito con su proyecto mas ambicioso hoteles panorámicos. Tanteando entre hoteles y modelos finalmente se decanta por comenzar una revista de carácter personal llamada obsesión Magazine donde incluye colaboraciones con artistas como Fernando Manso, Pilar Pequeño, Guido Argentini, Marcelo Mendiburu, Martin Zurmühle, André Brito… que comparten la misma profesión pero con estilos diferentes. Como gran amante y defensor de Madrid recorre la ciudad de arriba a abajo descifrando cada calle buscando y encontrando el timing perfecto entre coordenada, hora y climatología. Su ultima exposición surge a raíz de la gran nevada Filomena en Mardid las navidades de 2020.  

Mi padre a los 33 años sufre un cáncer de piel, melanoma de tipo 4 del cual consigue salir ileso gracias a su amigo el Doctor Jimenez Cosío uno de los mejores cirujanos del momento, debido a este suceso que casi acaba con su vida y junto a su propio reloj biológico decide tener su primer hijo. Una de las anécdotas que recuerdo cuando era pequeño era el hincapié que tenía mi padre por inculcarme el valor de la paciencia como virtud que años más tarde desembocaría en mi amor por el minimalismo. Uno de sus ejercicios más habituales era llevarme a tiendas de juguetes donde como quien dice me ponía la golosina en la boca y tenía que mirar, desear y no comprar aunque alguna que otra vez algún juguete caía. También recuerdo una frase que nunca deja de repetir: Todo llega y por pequeña que parezca resume la creación del universo, el cumplimiento de un sueño y hasta vaticina la propia muerte. Recuerdo en todos los momentos de mi vida a mi padre junto a una cámara Nikon. Mi padre esta compuesto por fotones y un procesador de alto rendimiento. Mi padre posee un tipo de sangre muy especial 0 negativo y pienso que tiene que ver con su exceso de optimismo y su carácter jovial. Es sincero, amoroso, curioso, ágil e impulsivo, con una búsqueda constante de superación personal. Le gusta el contacto con la gente, viajar, explorar y estar en continuo movimiento. Entre sus virtudes se destacan su actitud benévola, la generosidad  franqueza y su lealtad inquebrantable. Mi padre lleva fotografiándome desde que nací, gran parte de mi infancia rechacé la fotografía, hasta que a los 12 años retomé el interés de nuevo por ella. Mi padre me ha enseñado sus secretos, me ha cedido su equipo y es un gran vínculo artístico que nos une. Yo no me dejo fotografiar ya que como los indígenas pienso que cada fotografía se lleva una parte de mi alma o dicho con otras palabras pienso que materializa en una imagen un momento de mi vida marcado por las ideas que tengo en ese momento sin llegar a captar del todo quien soy o esa evolución que siento que transmuta dentro de mi cada amanecer y anochecer, muy difícil de atrapar. Pero sin duda la fotografia muestra el paso del tiempo, tiempo que compartimos mi padre y yo desde hace 23 años. Soy el fotógrafo personal de mi padre. Y él es el mejor fotógrafo que tendré jamás. Para mí El Retrato es un proceso muy íntimo, no es solo fotografiar una cara, una expresión, un gesto. Es enseñar quien es el retratado sin emplear una sola palabra. Es por ello que puedo fotografiar a mi padre desde lo íntimo, lo privado, lo personal, lo habitable y lo habitado. Porque lo conozco, es mi padre, es mi origen, somos uno, es difícil de expresar. Cada retrato que le hago es requerido que pase algo de tiempo, del último que le hice han pasado 12 años. Son muchos los cambios que he experimentado, son muchos los cambios que hemos vivido y por tanto son muchos los cambios que se muestran sobre la imagen. 

La fotografía son dos cosas luz y tiempo.

Este retrato fue tomado el 9 de enero en el parque Fuente del berro, Madrid a sus 58 años de edad.

Jack Prados