Los árboles son la memoria de la Tierra, son la memoria del Hombre. Cuando un árbol muere deja una forma rígida, seca, oscura y animada desvelando así que tipo de árbol fue, en qué posición murió, que hacía mientras fallecía, que hizo a lo largo de su vida. Observa, tu lector, como un árbol crece hacia arriba con la cabeza escondida en el suelo y abre sus manos y brazos al cielo, la luz, la danza, el arte. Los arboles tienen formas antropomorfas, solo tienes que estar atento para ver lo que quieren transmitir con su lenguaje corporal. Hablan entre ellos a través de sus raíces dialogando entre señales y estímulos eléctricos creando una representación visual de sus interlocuciones en la parte superior de la corteza terrestre: su altura, sus hojas, aromas, cortezas de colores, arrugas, ramas largas que se juntan, ramas curvas que separan y los frutos. Vemos como nacen, crecen, bailan, se reproducen y mueren. Compartimos con ellos mucho más que el territorio tenemos similitudes físicas, mentales y espirituales, son las que he querido mostrar con esta serie de esculturas.

Los árboles crecen de manera anti gravitatoria, cambio su posición original y les pongo en contacto con mi centro de gravedad, de esta manera encuentran una nueva visión, una nueva forma de habitar este mundo. Creo algo a partir de la misma creación, es un colaboración con la naturaleza, es nuestra forma de divertirnos. Talé aquellos árboles, les dí la vuelta y les quité sus limitaciones, me siguieron del bosque a la Sala donde se re descubrieron a ellos mismos coexistiendo con humanos. Trabajo con hacha porque me gusta la veta que deja sobre la madera seca, es una herramienta que con la tosquedad, fuerza y acierto de sus impactos encuentro la fuente inagotable de mi vitalidad, la superposición de pequeños hachazos dotan de textura y carácter a la pieza humanizando en cada golpe su forma final. Ensamblo partes de diferentes especies para crear una escultura de grandes dimensiones que solo es posible gracias a la ayuda de otros árboles, al igual que sucede con los humanos, que se nutren de otros para poder ser finalmente ellos mismos.